Después de que la localidad portuguesa de Marvão acogiera en el año 2011 su primer Concurso Internacional de Tapas y Pinchos Medievales, organizado por la Red de Ciudades y Villas Medievales, la pandemia ha impedido que se pudiera celebrar en la localidad portuguesa la segunda edición, programada para noviembre de este 2020.
Después de doce ediciones de concursos locales y de intercambio cultural y gastronómico en el Concurso Internacional, en la bellísima localidad portuguesa ha ido surgiendo una forma diferente de concebir la hostelería, con tapas más elaboradas influidas por la cocina del resto de las localidades de la Red Medieval. De la misma manera, los ingredientes, especialmente los aceites, las especias o el puré de castaña, todos típicos del valle de Aramenha, también han influido a los chefs españoles.
Precisamente por eso, por lo que tiene de consolidación de todas estas influencias, la obligada no celebración del concurso ha supuesto una decepción tan grande, como lo es la ilusión de recuperarlo en 2021.
José Mário Magalhães, chef del restaurante A Adega, que ha representado a Marvão en las dos últimas ediciones del concurso, en Olivenza (Badajoz) y en Estella-Lizarra (Navarra) afirma que la suspensión “era necesaria”, si bien tiene muchas ganas “de acoger en Portugal a mis compañeros cocineros, como yo he sido acogido en las ciudades a las que he viajado”, señala.
Mario tenía ya una idea bastante clara del pincho que iba a presentar al concurso en 2020. “Aunque no bien definida, para no llevarme la decepción de no poder participar en el Concurso, sí sabía por dónde empezar. Así que, la terminaré el próximo año”, cuenta.
Esta cultura del pincho y la tapa, acentuada por el hecho de que Marvão está a escasos 10 kilómetros de la frontera con España, hace que se genere un tráfico turístico hacia la villa lusa, en busca de la tapa. Además, el propio Mario ha presentado ya en alguna ocasión sus creaciones culinarias medievales en la RTP portuguesa, concretamente el pincho con el que quedó segundo el Olivenza, ‘Amor perfecto’. “Cuando hay oportunidad de presentar los pinchos, ahí estamos siempre”, añade.
Mario habla maravillas de su experiencia y su participación en los concursos internacionales. “Me ha encantado trabajar con los otros cocineros, con los vascos y de otras regiones de España. Hay un grupo, convivimos unos con los otros, y en cada edición he aprendido algo nuevo”, asegura.
El chef luso se llevó a Olivenza con su ‘Amor perfecto’. Se llevó el segundo premio con un pan de castaña, hecho a base de una harina especial, procedente del valle de Aramenha, a la que añadía una selección micológica presentada en un revuelto de huevo, y sobre la base de un champiñón, igualmente del valle de Aramehna. El pincho lo remataba un aceite de azalea y aromáticas.
Pero quizá esté más orgulloso de su última tapa, con la que compitió en Navarra, “territorio de los profesionales de los pinchos”, señala. Allí presentó su 'Real Tentación', un creativo pincho elaborado sobre una base de harina de bellota en forma de crep, que se introduce al horno para conseguir una textura crujiente. A continuación, se rellena con carne de faisán, previamente salteada en aceite de Marvão y ajo. Para rematar la composición, el chef añade por encima una salsa de boletus.
“Con mis tapas pretendo promover la gastronomía de nuestra localidad y reivindicar el género de proximidad, poniendo en valor las raíces culinarias de nuestra comarca. Españoles y portugueses tenemos una cocina muy parecida. Quizá en Portugal utilizamos más las especias como ingrediente, dando otro sabor”, termina el chef luso.
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Fuente original: Comunicae.es.